Yo Construyo

Con 24 años se transformó en uno de los instructores de soldadura más jóvenes del sur de Chile

Autor: Ivan Urbina, publicado el

Francisco Martínez es un apasionado por este rubro. Sin embargo, con tiempo y estudio se dio cuenta que lo que más quería era poder enseñar a otros lo que él aprendió.

Desde niño, Francisco Martínez (24) sabía que su destino de vida sería la soldadura. Tanto su abuelo como su padre mantenían un taller mecánico, y ‘Pancho’ siempre estaba metido ahí, atendiendo clientes y viendo cómo sus predecesores desplegaban su arte.

“El taller era de mantención de vehículos y aparte de soldadura, pero a mí siempre me llamó más la atención esto último. Cuando llegaba la hora de soldar algo, ahí le ponía todas las ganas para trabajar”, relata Francisco a La Cuarta Constructor.

Por eso, apenas salió del colegio, se puso a trabajar de lleno con su papá en el taller, aunque siempre con la espinita de querer lograr sus propios objetivos.

Fue en el 2021 que el oriundo de Santa Juana, Región del Bío Bío, tomó la decisión de especializarse en la soldadura en el Centro Técnico Indura (CETI) de Talcahuano.

“Llegué sabiendo lo básico, la máquina más básica que había. Pude aprender desde encender una máquina, armar una máquina, más todos los componentes se ocupan para soldar, juntar todos los materiales para los distintos metales que se trabajan en la soldadura. Fueron conocimientos bastante amplios para lo que sabía”, cuenta el soldador.

Instruir y enseñar: su otra pasión

Sin duda que Francisco fue uno de los más destacados de ese curso. Tanto así que le ofrecieron una de las oportunidades más valiosas de su vida: trabajar como instructor en el mismo CETI.

“Me gusta poder enseñar a otros lo que yo he aprendido con el tiempo. Siempre trato de fortalecer las falencias que algunos tuvieron al enseñarme a mí, a lo mejor esos detalles que se escaparon, y a mí me hicieron falta”, expresa Martínez.

Añade que “esto igual tiene su complejidad, pero lo que me ha servido bastante es que desde chico fui parte de una iglesia. Con el tiempo pasé a la directiva, entonces ya trabajé con gente durante un tiempo. Esto me sirvió bastante ahora para poder reconocer distintos tipos de carácter y lidiar con personas que no aprenden de la misma manera que otras”.

Actualmente está terminando uno de los cursos de soldadura en los que fue asignado, en la comuna de Castro. Asegura, además, que en la enseñanza de soldadura encontró una de sus pasiones, y se ve por mucho tiempo más en este rubro.

“Por el momento, quiero seguir aprendiendo para poder seguir enseñando de mejor forma. Si hay alguna nueva técnica o nuevo detalle que aparece y le puede servir a los demás, lo ideal sería poder enseñarlo bien”, señala.

“Si quieren aprender, tienen que dedicarse al cien por cien. Cada detalle, milímetro y parámetro que existe, hay que aprender a manejarlo. Si quieren vivir de esto tienen que tener por seguro que nunca deben dejar de aprender, porque todos los días hay alguna novedad”, cierra el joven maestro.