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Termos y calefones: Elija la alternativa que más se adapte a sus necesidades
Autor: Ivan Urbina, publicado el
Además, el uso de energía solar con algunos de sus modelos puede servir como un complemento para reducir el gasto energético.
El darse una ducha con agua caliente por las mañanas es casi un ritual para una gran parte de las personas. Ayuda a despertarse de forma correcta, a encarar el día como corresponde y a permanecer con una higiene intacta durante gran parte de la jornada.
Por eso, cuando el sistema de calentamiento de agua falla es una necesidad realizar una reparación lo más pronto posible.
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A grandes rasgos, existen dos tipos de calentadores de agua: los de paso y los de depósito, conocidos también como ‘calefones’ y ‘termos’, popularmente hablando.
“La principal diferencia es la fuente de combustible, considerando que los termos son eléctricos y los calefont son a gas, siendo la opción eléctrica hasta un 30% más cara en su adquisición”, aseguró José Ignacio Torres, director de la Escuela de Construcción de Universidad De Las Américas (UDLA).
“Una gran diferencia viene dada por cómo calienta el agua cada sistema. El termo calienta una capacidad limitada y la cantidad de agua caliente que entrega es la misma que acumula. Es decir, una vez que se acaba ya no hay más agua hasta un par de horas más, que es lo que demora en calentarse el agua fría que entró al estanque”, explicó.
“Por otra parte, el calefont es capaz de calentar en forma ilimitada el agua hasta que se acabe el combustible, que en este caso es el gas. El tamaño del calefont se relaciona con la capacidad de calentar un volumen de agua por minuto (10, 13 o 15 litros, por ejemplo)”, agregó el docente.
¿Cuál elegir?
Para decantarse por una alternativa u otra, es importante considerar varios aspectos tales como:
– Presión disponible de agua (fuerza con la sale el agua desde la vivienda).
– Lugar de ubicación del artefacto (si se encuentra en interior o exterior, o si existe un exceso de frío en la zona).
– Cantidad de personas por vivienda (para poder determinar la variable de agua por persona).
Según Torres, “debemos considerar que la ducha es el mayor consumo de agua caliente de una vivienda. Se gastan aproximadamente 40 litros de agua caliente por una ducha promedio de 5 a 8 minutos. Si son pocas personas conviene tener un termo, ya que es más eficiente de calentar, sobre todo si consideramos optar a una tarifa nocturna especial de suministro eléctrico que permita calentar el agua a esa hora”.
Por otro lado, el calefont es fundamental cuando existe una alta demanda de agua, imposible de satisfacer con un termo. Ha mejorado mucho la tecnología de los calefones con encendidos electrónicos y cabinas de combustión cerradas. Estos permiten una alta eficiencia en el consumo de gas para calentar agua. Por tanto, en esos casos resulta más conveniente que tener un termo”, añadió el profesional.
Energía solar como ahorro
Una tendencia que va al alza es el uso de paneles solares como complemento. Estos aportan la energía a un sistema de depósito.
El docente de UDLA está de acuerdo en absoluto con este modo de uso. “Un sistema termosolar se complementa muy bien con un termo, ya que el agua que calienta se acumula en el mismo recipiente, Por ende, tiene que prenderse solo cuando el agua se empieza a enfriar, lo que ocurre recién al final del día”, sostuvo.
Eso sí, también existen calefones que utilizan energía producida por los rayos del sol. “También existen calefones solares que miden la temperatura de ingreso y salida del agua, entonces se prende solo para llevar el agua que ingresa a la temperatura que quiero que salga. Por lo mismo se prende solo cuando ya no me queda agua caliente en el acumulador del sistema termosolar”, finalizó.