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Se negó a vender su casa y ahora quedó atrapado entre dos lujosos edificios

Autor: Constructor, publicado el

El hombre vive actualmente un martirio. Su hogar no recibe en ningún momento la luz del sol y su vista son dos bloques de cemento de más de 10 pisos.

Sin duda que el fenómeno inmobiliario es una de las grandes amenazas de la vida tranquila de barrio. Son muchos los casos en diversas ciudades en la cual las casas quedan prácticamente rodeadas por enormes edificios. En Chile tenemos varios ejemplo, como en Estación Central.

Sin embargo, lo que le ocurrió a Orlando Capoté, un ciudadano cubano con residencia en la ciudad de Coral Gables, perteneciente al condado de Miami-Dade, en Estados Unidos, está a otro nivel.

Y es que el hombre actualmente vive una pesadilla. A su casa no le llega en ningún momento la luz del sol, no recibe brisa y su única vista son grandes bloques de cemento de más de 10 pisos.

Pero antes de que esto ocurriera su vida era completamente distinta. De origen cubano, Orlando y su familia migraron a Estados Unidos para buscar una vida mejor, y rápidamente, con mucho esfuerzo, lograron cumplir el anhelo de una casa propia.

“La renta era como de US$150 o US$200 al mes, pero subía y subía. Y mi papá siempre quiso tener una casa. Es el sueño americano y uno trabaja para alcanzar ese sueño”, contó Orlando a la BBC.

Sin embargo, las esperanzas de vivir en un barrio tranquilo lentamente comenzaron a esfumarse. El sector donde adquirieron la vivienda vivió un boom inmobiliario y se transformó en un sitio de lujo. Repentinamente se vio invadido por el conjunto de edificios lujosos de The Plaza Coral Gables, entre los que se encuentra un hotel de más de 200 habitaciones, oficinas, departamentos y restaurantes.

Después de la década del 2000, y a raíz del boom inmobiliario que se vivía, los vecinos de Orlando comenzaron a migrar a otros sectores y el hombre comenzó a quedarse solo.

“En 2004, la mitad de las personas que vivían aquí rentaban. Los dueños eran inversionistas. Cuando vieron la burbuja de 2006, era la oportunidad de venderlas”, señaló.

En 2005 se iniciaron las demoliciones de casi todas las casas, hasta que quedó solo la de la familia de Orlando y otros dos edificios solitarios.

Por su parte,  los Capote no quisieron aceptar las ofertas que llegaron para que vendieran la vivienda. Y no ha sido un ofrecimiento, sino que varios a lo largo de los años. Estaban seguros de que no querían deshacerse de lo que tanto les costó.

“Prefiero hacer un trato con el diablo que con un desarrollador inmobiliario, porque el diablo va a honrar su contrato, y del desarrollador nunca se va a saber”, soltó.

Tiempo después, en 2019, mientras Orlando seguía enfrentándose a las autoridades del gobierno de Coral Gables, se dio inicio a lo que quizás sea la peor parte de su pesadilla: el proceso de construcción de los edificios The Plaza Coral Gables y otros más.

Durante ese periodo, Capote experimentó un hecho doloroso: Lucía, su madre, se cayó dentro de la casa. Cuando el equipo de ambulancias llegó, no pudieron estacionarse afuera porque el grupo de construcción y sus equipamientos estaban emplazados en los alrededores.

La solución fue llevar a la mujer en una camilla y transportarla de esa manera por la calle. Finalmente, terminó falleciendo.

Pese a las presiones y a las ofertas, todo lo anterior ha provocado que Orlando esté seguro que no dejará su casa. “Me han preguntado si me he vuelto cínico. No tienen idea de cuán cínico me he vuelto. Pero de cierta forma nunca he perdido la fe”, comentó.

Hoy en día, el hombre debe lidiar con dificultades que no son usuales. Su casa no tiene un acceso fácil, el sol le llega tan solo al mediodía y la gigante sombra que dejan los edificios se ha vuelto su compañera más fiel.

“Nos quitaron el derecho en un proceso que no era legal. Nuestros derechos de luz, de aire, de visibilidad, nos los han quitado”, reflexionó.

Pese a todo, Orlando no dará su brazo a torcer. “Déjame a mí en mi casa, con mis recuerdos y con la mata de mango que ya no da mangos”, finalizó.