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Los fertilizantes podrían ser clave para una nutrición responsable de tus plantas

Autor: Ivan Urbina, publicado el

La nutrición adecuada de las plantas es esencial, y el uso responsable de fertilizantes emerge como una herramienta crucial. Descubre cómo alimentar tu jardín de forma sostenible, evitando impactos ambientales negativos y potenciando el crecimiento de tus plantas.

Muchos dueños de casa sueñan con tener un jardín y áreas verdes que lleguen a brillar de lo coloridas que son. Sin embargo, muchas veces hay obstáculos que impiden este cometido, tal y como podría significar la acción del clima o de posibles plagas. 

La nutrición de las plantas es clave para su crecimiento saludable. Para ello, el uso de fertilizantes es crucial. Gracias a su acción, podremos alimentar a las plantas de como nitrógeno, fósforo y potasio, entre otras sustancias enriquecedoras. 

El uso de fertilizantes o abono mejora la productividad agrícola, estimula el crecimiento, previene deficiencias nutricionales y optimiza el uso de recursos. Sin embargo, su aplicación debe hacerse de manera responsable para evitar impactos ambientales negativos, como la contaminación del agua y del suelo.

En el caso de las viviendas particulares, es recomendable agregar fertilizante, aunque no de forma tan frecuente. Por lo general, si al suelo de nuestro jardín o maceta le adicionamos al menos una vez al año materia orgánica en forma de compost, humus o, en algunos casos, tierra de hoja ácida, no es necesario aplicar otros fertilizantes, ya que este material entrega todos los nutrientes que requieren las plantas de manera paulatina.

Tipos de fertilizantes

A grandes rasgos, existen dos grandes tipos de fertilizantes: los de origen sintético o sustancias químicas y los naturales, que se denominan abonos.

Así lo afirmó Christel Oberpaur, ingeniera agrónoma y directora de la carrera de Agronomía en Universidad Santo Tomás, sede Santiago, quien además explicó que “entre los fertilizantes que se aportan al suelo o al sustrato están los granulados, que pueden ser solubles o no en agua. Por ejemplo, el superfosfato triple es insoluble por lo que los gránulos se aplican en el suelo en la profundidad de las raíces, si se deja en la superficie las raíces no lo podrán absorber”. 

“Los fertilizantes que se disuelven fácilmente en agua son, en general, los que contienen nitrógeno (por ejemplo, urea o nitrato de potasio). Estos pueden aplicarse como gránulos en el suelo, regando inmediatamente después, o disolviéndolos en agua y aplicando luego.”, añadió la profesional.

Otros fertilizantes son los artificiales. Estos se caracterizan por venir formulados en una solución que aporta diferentes nutrientes a las plantas. Solo basta con disolverlos en agua y regar posteriormente con dicha solución. 

“Los abonos, como el compost, tierra de hojas, bokashi, entre otros, se aplican y mezclan con el suelo o sustrato a fin de que liberen de manera paulatina los nutrientes necesarios para las plantas. Otra forma de aplicarlos es mediante “tés” de compost, entre otros”, cerró Oberpaur.