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La obsolescencia programada de los artefactos electrónicos y su gran problema medioambiental
Autor: Ivan Urbina, publicado el
Este concepto tiene que ver con la reducción de la vida útil de los artículos electrónicos de manera deliberada por parte de los fabricantes. Esto genera una gran cantidad de residuos de difícil degradación.
Hace unos 40 años atrás, una lavadora o un refrigerador duraba toda una vida. De hecho, cuando se estropeaba, solamente bastaba con llevarlo al servicio técnico y un especialista se encargaba de repararlo, dejándolo como nuevo.
Pues esto dejó de ser así hace mucho tiempo. Cualquier electrodoméstico, independientemente de la marca o del país de origen, viene con una fecha de vencimiento preestablecida. Este fenómeno se denomina obsolescencia programada: cada artículo electrónico comienza a fallar con el pasar de un determinado plazo de tiempo.
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Y es que a pesar que parezca hasta conspiranoico, los fabricantes planifican el tiempo de vida de sus productos con el fin de incitar a las personas a comprar artefactos nuevos cada vez, y así lograr mantenerse en el mercado.
El problema de la obsolescencia programada
Los artefactos electrónicos se caracterizan por fabricarse con una alta cantidad de plásticos y materiales que demoran largos años en degradarse. Por ello, la obsolescencia programada es un problema grave para el medioambiente debido a la gran cantidad de residuos que genera cada artículo desechado.
Según Michael Silva, académico de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Central, “la obsolescencia programada es una estrategia de los fabricantes para impulsar a los consumidores a comprar productos nuevos, lo que resulta en un exceso de compras y renovación constante. Esto genera grandes cantidades de residuos, especialmente considerando los productos electrónicos”.
De hecho, esta problemática medioambiental ya está siendo revisada y legislada por la Unión Europea. En Chile, en tanto, aún no existe regulación para la obsolescencia programada o para el derecho de reparar daños en bienes electrónicos.
“En marzo de 2023, la Unión Europea propuso una nueva legislación con lineamientos y prioridades sobre el derecho a reparar. Esto con el objetivo de avanzar hacia un modelo de economía circular para 2050. Algunos países, como Chile, aún no tienen una regulación específica que proteja el derecho a reparar y extienda las garantías de los productos más allá de los seis meses iniciales”, aseguró Silva.
“La obsolescencia programada tiene un impacto ambiental negativo. Genera basura tecnológica y aumenta el consumo de materias primas. Es fundamental promover la reparación como una práctica para mejorar la salud medioambiental del planeta y reducir la generación de desechos electrónicos”, finalizó el académico.