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¿Cómo pegar ladrillos de forma correcta?
Autor: Constructor, publicado el
Uno de los procesos simbólicos de la albañilería es el armado de muros de ladrillos. En esta nota, Sergio Olmos, docente de la Escuela de Construcción de Duoc UC, sede Maipú, explica cómo realizar esta técnica.
La albañilería de ladrillos cerámicos industriales se ha posicionado como una de las soluciones favoritas de constructoras y propietarios finales gracias a sus ventajas estructurales, constructivas, confort, excelente comportamiento frente a sismos y alta valoración como solución sólida y segura.
Debemos entender como albañilería al material estructural que se obtiene con unidades de albañilería ordenadas en hiladas según un aparejo prefijado y unidas con mortero (NCh 1928 of. 1993), siendo estas unidades de albañilería en ladrillo cerámico, bloque de hormigón u otros.
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Para iniciar la faena de levantar un muro de albañilería de ladrillos cerámicos, debemos tener en cuenta algunas etapas previas cómo los movimientos de tierra que son necesarios para la ubicación del muro.
Para ello, es fundamental el trazado de los ejes principales de la edificación. Este se realiza de acuerdo con las indicaciones y detalles que muestran los planos de arquitectura y cálculo de las fundaciones. La faena se realiza colocando niveletas en las esquinas de la vivienda, las cuales sirven de base para trazar en el terreno, con lienzos y tizas, los ejes de los muros de la edificación. Este trazado tiene que ir de la mano con la definición de los diferentes niveles que existan en una obra.
A continuación, debemos realizar las excavaciones destinadas a fundaciones, que deben ser lo más verticales posibles, de ancho regular y sin sobrepasar las dimensiones indicadas en los planos.
Luego realizamos el hormigonado de fundaciones, colocando un hormigón pobre de 5 cm de espesor en el fondo de la excavación. Su utilidad es evitar que se contaminen los tensores que salen de las fundaciones.
Posteriormente se debe colocar el hormigón de las fundaciones, con el tipo de hormigón indicado por el calculista. Con posterioridad al hormigonado de las fundaciones, se procede a trazar sobre la superficie del hormigón de fundación y la ubicación del sobrecimiento para poder colocar la enfierradura definida por el plano de estructura.
Una vez concluida la colocación de ambos elementos y revisada la enfierradura, se procede al hormigonado del sobrecimiento. Después que el hormigón ha adquirido resistencia suficiente (un día), se procede a retirar el moldaje de sobrecimiento y se debe limpiar la superficie del sobrecimiento, eliminando restos no adheridos de hormigón, virutas, aserrín, desmoldante, aceites o tierra.
A continuación, viene la instalación y chequeo de regla con escantillón, cuya función es guiar a los albañiles en la correcta altura de cada hilada de la albañilería. Cada hilada del muro de albañilería se marca en las reglas y éstas se colocan en los extremos de cada muro, esquina, intersección o quiebre de la vivienda. Previo a la instalación de las reglas, se debe determinar si el plomo del muro. Es decir, el lado más vertical y parejo, quedará por fuera o por dentro de la vivienda. Esto determina la ubicación más adecuada de los escantillones.
El albañil coloca una lienza, la cual debe amarrar entre dos reglas opuestas, atándola a una misma marca en cada regla. Esto permite entregar un nivel parejo de la hilada, nivel que utiliza como referencia a medida que confecciona cada una de las hiladas del muro de albañilería.
Se colocan dos diagonales, las cuales se fijan mediante el uso de estacas. La colocación de las reglas tiene que ser firme, bien aplomada y equilibrada, con todas sus caras a escuadra y a distancias que no superen los cuatro metros. Al momento de la instalación, debe solicitarse el apoyo a los trazadores para que verifiquen que estén todas al mismo nivel. A medida que el albañil asciende en la ejecución del muro, debe ir subiendo la lienza y fijándose en la marca de la siguiente hilada a ejecutar.
Preparación del mortero
La preparación del mortero de pega de los ladrillos es otra tarea importante y se debe poner especial atención. Las especificaciones del proyecto deben indicar el o los tipos de mezcla cementicia a utilizar y la dosificación o proporción en que deben mezclarse los componentes. Estos son el mortero de junta y el hormigón de relleno.
El cemento, los áridos y demás componentes deben contar con los respectivos ensayos de conformidad que permitan su uso. Los materiales deben acoplarse en lugares adecuados, que permitan mantener inalterables sus características iniciales.
Se debe tener, como mínimo, una betonera o equipo de mezclado, acorde con las necesidades diarias de mortero (m3/día), balanza o recipientes –en lo posible- graduados, que permitan medir la arena y el agua por cada amasada.
Vaciar el 80% del agua. Después todo el cemento. Posteriormente la arena y, finalmente, si procede, gravilla de tamaño menor a 12,5 mm. El agua restante se incorpora para ajustar la consistencia del mortero.
La manipulación del mortero y del hormigón en la faena que se realice con materiales que puedan producir polvo en suspensión (principalmente en lugares cerrados o poco ventilados) obliga a usar algún tipo de protección respiratoria.
En la confección del mortero de pega, se debe tener especial cuidado con el exceso de agua de amasado, pues puede producir una disminución de la resistencia del producto y un notable aumento del consumo de material, pues debido a la fluidez el mortero de pega se aloja con mayor facilidad en las rejillas y huecos del ladrillo, afectando también negativamente la aislación contra la humedad y el ruido de la vivienda con el exterior.
Deben disponerse cubiertas que permitan recuperar el mortero que cae al piso y éste debe recogerse periódicamente. No se debe emboquillar con el mortero recogido de las cubiertas, éste debe devolverse a la batea y revolverlo con el fresco. De otra forma, las canterías pueden tener problemas de resistencia a la abrasión y la terminación del muro, que queda irregular y porosa. Cualquier exceso de mortero en la cara o la superficie de la unidad de albañilería debe ser removido antes que el mortero fragüe; de lo contrario, queda fuertemente adherido a ésta.
Cuando el mortero ya está mezclado, debe permanecer protegido en la sombra. El albañil remezcla a mano en su batea, según su costumbre y el tipo de obra realizada, y debe reponer el agua perdida antes de que se inicie el fraguado.
Colocación de los ladrillos
Al iniciar el proceso de colocación de los ladrillos, se debe replantear las dos primeras hiladas. Realizada la limpieza del sobrecimiento, el albañil a cargo de la cuadrilla debe ubicar los ejes de muros y trazar los vanos de puertas y ventanas, en donde se deben colocar los premarcos metálicos con las dimensiones finales de los vanos. Además, debe definir cómo realizar la confección de singularidades, tales como esquinas (encuentros en L), encuentros medianeros con muros perimetrales (encuentros en T) o muros cuyo ancho requiere de cortes especiales de ladrillos. Para definir la modulación y verificarla, el albañil genera una plantilla, colocando los ladrillos de la primera hilada sobre el sobrecimiento, sin mortero, separándolas entre sí de acuerdo con el espesor de la llaga definida por el arquitecto.
En la segunda hilada, el albañil puede ubicar los ladrillos que tienen cortes a mitad o especiales, asegurando, de esta manera, una traba homogénea en todo el muro. Definida la modulación de las hiladas, es altamente recomendable colocar tubos de PVC de 40 a 50 mm de diámetro y un largo entre 40 cm y 60 cm, en cada uno de los tensores de la albañilería. Esto se realiza porque existen dos soluciones para rellenar los huecos de los tensores de los ladrillos, pero debe ser especificada en el plano de estructura del proyecto.
Para la confección de la primera hilada, se procede a colocar el primer tendel, que corresponde a la primera capa de mortero que está en contacto entre el sobrecimiento y la primera hilada de ladrillos. Este permite absorber las irregularidades o desniveles que pueda tener el sobrecimiento, pero su espesor no debe sobrepasar los 20 mm.
Luego de colocada esta primera capa de mortero, el albañil coloca la primera hilada de ladrillo (humedecidos previamente), llamada también hilada patrón, en la que se distribuyen y ajustan los ladrillos y la medida de las llagas, a lo largo del muro. La confección de la segunda hilada parte con la segunda colocación de mortero, puesto por el albañil sobre los ladrillos de la primera hilada (segundo tendel). Debe sobrepasar unos centímetros el espesor proyectado, ya que parte de éste es usado para llenar las llagas de la primera hilada. Cada una de las llagas de la primera hilada deben rellenarse por completo y, además, ser chequeadas.
La colocación de los ladrillos de la segunda hilada se realiza teniendo como referencia la altura del ladrillo más el mortero especificado en el escantillón. Además, se debe tener especial cuidado en la colocación de éstos, debiendo asentarlos mediante presión y movimientos longitudinales al muro, de modo de acomodarlos a la altura, nivel y ubicación para dar la traba especificada. Esto último se observa claramente al mirar el plomo de las llagas, que deben coincidir hilada por medio cuando se especifica la colocación del ladrillo a media traba.
El albañil debe auxiliarse permanentemente con la lienza atada a las dos reglas con escantillón, para lograr el nivel proyectado y, además, debe utilizar un nivel de burbuja para verificar su verticalidad en todo momento. El ladrillo debe ser instalado cuando el mortero de junta esté fresco y plástico, para asegurar una buena adherencia. Una vez colocado, el ladrillo debe ser presionado hacia abajo y adelante sobre el mortero, para conseguir una junta compactada.
Si se detectan ladrillos o mortero suelto, deben ser removidos. Si es preciso retirar uno o más ladrillos, se deben dejar aparte, sin volver a utilizarlos, y ser reemplazados por nuevos, debido a que, al tener mortero en contacto, el ladrillo pierde la adherencia producto de que los poros ya están llenos de cemento.
Segunda capa
Terminado el procedimiento anterior, se debe colocar la segunda capa de mortero sobre los ladrillos ya asentados de la segunda hilada, cuya altura está definida por el escantillón. Se distribuye sobre la hilada la cantidad de mortero suficiente para que el tendel resulte de la dimensión especificada. El ladrillo se sitúa sobre el mortero, se acomoda vertical y horizontalmente, respetando el escantillón y la verticalidad del muro. El mortero debe rebosar por la llaga y el tendel y el material sobrante se retira con la plana. A medida que se coloca esta capa, simultáneamente debe compactarse la llaga o cantería vertical, utilizando para esto los denominados llagueros. Las llagas deben quedar completamente rellenas con mortero y bien compactadas.
Una vez realizado este paso, se deben repetir de manera alternada la colocación del mortero, su compactación con llaguero y la colocación de ladrillos, respetando los niveles indicados en la regla escantillón, para lo cual el albañil debe utilizar permanentemente un nivel de burbuja y verificar el cumplimiento del escantillón y que los tendeles queden horizontales con la lienza entre escantillones. Asimismo, debe chequear la horizontalidad y verticalidad del muro, a medida que va ascendiendo en la ejecución de éste. Se debe vigilar siempre la confección de la llaga vertical.
Los ladrillos ya colocados no se deben mover ni alterar y cuando es necesario corregir la posición de alguno, se tiene que retirar todo su mortero de unión y cambiar el ladrillo.
El hueco con barras de refuerzo tiene que quedar totalmente lleno con la mezcla, para unir el ladrillo y el refuerzo. La técnica de llenado depende de la trabajabilidad de la mezcla de relleno y de la dimensión del acceso.
La colocación de escalerillas tiene como función de refuerzos horizontales en los muros de albañilería y está básicamente orientada para aumentar la resistencia del muro frente a solicitaciones sísmicas, controlar la fisuración producida por la retracción del mortero y controlar la fisuración en puntos singulares como vanos de ventanas o cambios de sección. La colocación de escalerillas son utilizadas, principalmente, para absorber los esfuerzos de corte, por lo que la adecuada instalación de esta armadura es clave para el buen desempeño del muro ante este tipo de solicitaciones. La disposición de las escalerillas dentro del muro depende de las indicaciones del calculista, pero, generalmente, estas se disponen cada dos a tres hiladas dentro del muro.
Luego procede el remate de juntas, mediante una cantería, que no sólo tiene una finalidad estética, sino que también en las albañilerías que no tienen revestimientos, ésta ayuda a una rápida evacuación del agua lluvia. Por esto, siempre debe exigirse en albañilerías a la vista el correcto relleno y terminación del mortero de las juntas, por lo que todas las canterías deben ser siempre trabajadas con herramientas adecuadas. El tratamiento externo de las juntas debe realizarse con una profundidad entre 3 a 5 mm con respecto a la arista del ladrillo de la hilada inferior y mientras el mortero permite la deformación ante la presión de un dedo.
En la confección de albañilería genera suciedad en los muros, producto de la caída del mortero de pega, lo que puede ocurrir ya sea durante la confección de una hilada o durante el remate de una junta. Si el material no es retirado rápidamente, éste se adhiere a la albañilería y es muy difícil sacarlo de una manera rápida y efectiva. Es por este motivo que se recomienda siempre que, a medida que se terminan de rematar las juntas de la albañilería, se proceda a limpiar la albañilería, utilizando sólo una esponja grande y agua.
Curado y finalización
Finalmente se debe proteger el de muro para reducir retracciones El curado y protección de las albañilerías de ladrillo se compone de la protección física de los elementos y del cuidado del endurecimiento químico de las uniones. Curar la albañilería consiste en el riego permanente, con agua limpia, idealmente potable, cuya intensidad y duración depende de las condiciones ambientales (viento, sol, temperatura, etc.), pero no debe ser menor a siete días en condiciones de permanente humedad.
El curado se hace de la misma forma que en el hormigón. Para evitar choques térmicos, se debe hacer un riego temprano en la mañana y otro al terminar la tarde (en época de verano tres veces al día y en invierno, en presencia de viento, dos veces al día). Cubrir con arpilleras, malla o geotextil y/o hacer uso de cortavientos y sombras; calentar o humedecer el ambiente, según las condiciones del lugar. El curado de las mezclas para el relleno de los huecos debe hacerse en las superficies superiores expuestas, ya que lateralmente está protegido por las unidades cerámicas.