Mujeres Maestras

Joven soldadora relata cómo forjó su camino para destacarse en el rubro

Autor: Ivan Urbina, publicado el

A sus 31 años, Rocío Díaz destaca en el rubro de la soldadura manejando varios procesos complejos. Una de las razones que la llevó al éxito es su constante formación y capacitación.

La vida misma llevó a Rocío Díaz (31) a convertirse en una mujer especializada en soldadura y estructuras metálicas. Desde que era muy pequeña comenzó a adentrarse en este mundo al estudiar en un liceo técnico en su natal Maipú.

“Entré a estudiar la carrera de estructuras metálicas en un liceo técnico, y creo que de ahí partió toda esta historia. Cómo me gané una beca, siento que la vida me lanzó hacia este camino. No sé si fue mi decisión convertirme en soldadora, pero el haber estudiado estructuras metálicas me llevó a esto”, contó Rocío a La Cuarta Constructor.

Al entrar a estudiar estructuras metálicas, la joven maestra se dio cuenta inmediatamente de sus dotes. Así fue como se enamoró del rubro en el cual ya lleva más de 11 años.

“La verdad es que se me da fácil, porque es un rubro que me gusta, entonces no me mato trabajando. De pronto he trabajado con otras personas que me dicen que no les gusta, que le hacen el quite a soldar, ya sea porque hace calor, por la ropa de cuero y el equipamiento, etcétera. Entonces hay viejos que prefieren hacer otro tipo de actividades”, explicó la maipucina.

Sus inicios

Si bien es cierto que Rocío Díaz inició su camino como estudiante de un liceo técnico, no fue hasta el 2012 cuando se certificó por primera vez en soldadura. De ahí en más, se ha dedicado siempre al mismo rubro.

“Partí, como muchos, de ayudante en talleres relacionados con reparaciones y estructuras, carrocería, y de a poco fui aprendiendo gracias a la práctica. Siento que tuve muchos maestros que eran los mismos viejos con los que he trabajado. De todos uno aprende algo”, detalló.

Sin embargo, su recorrido no ha sido solamente ligado a la práctica, sino que también a la teoría y a sus certificaciones y calificaciones. En ese sentido, el Centro Técnico Indura jugó un papel fundamental para su formación.

“Siempre me seguí calificando. Siento que es importante no quedarse solamente con lo que uno aprende al principio, o solo con la práctica. Seguí haciendo distintas calificaciones, aprendí diferentes tipos de soldadura, porque lo que se aprende en el colegio ayuda, pero es algo más bien básico. Es muy importante capacitarse y calificarse, porque si no, te quedas atrás”, relató la maestra maipucina.

Metas

Cómo es su filosofía de vida, esta mujer maestra sigue trabajando ligada a la estructuras metálicas en la actualidad. Esta actividad la complementa con sus estudios universitarios: trabaja de día y estudia en horario vespertino.

“Derrepente ando en modo zombie cuando entro a clases, pero es algo que me gusta hacer. Ahora estoy estudiando ingeniería en automatización y robótica, lo cual también tiene un acercamiento hacia la soldadura”, cerró Díaz.