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Una calefacción eficiente es clave para aguantar el frío del invierno
Autor: Constructor, publicado el
Hay zonas en nuestro país en los que el frío cala hasta los huesos. Para evitar este problema en viviendas, es importante que los muros y techos tengan aislantes, y que exista una ventilación adecuada para evitar la humedad.
Lograr una calefacción eficiente durante el invierno depende tanto de una rutina de cuidados diarios como de condiciones estructurales de la vivienda.
“Lo primero y más importante es que los muros tengan aislantes. Es como si uno tuviera frío porque anda en polera en la mitad de la noche en un día de invierno. Lo primero, abrigarse. Y para abrigarse no queda otra que sumar capas de protección. De hecho, un espacio con una adecuada aislación térmica puede ganar varios grados en temperaturas, dependiendo del tipo de solución que se incorpore”, aseguró José Ignacio Torres, director de la Escuela de Construcción de Universidad de Las Américas (UDLA).
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En el caso de una vivienda, existen diversas alternativas de productos para muros y techos que pueden proporcionar una mejor capacidad aislante. Las ventanas también se pueden reforzar en este aspecto para brindar mayor confort. “Esto es vital cuando el hogar tiene muchas ventanas y pocos muros sólidos, como en departamento”, agregó el profesional.
Chaleco mojado
Los expertos creen que la ventilación y la aislación térmica deben ir siempre de la mano. Y es que en invierno es fundamental adquirir el hábito de ventilar todos los días. El objetivo de ello es extraer la humedad, la cual hace aumentar la sensación de frío y la necesidad de calefaccionar.
Las personas generan humedad permanentemente y esto incluso puede derivar en la aparición de hongos en muros y el techo, los cuales son tremendamente nocivos para los habitantes del hogar, en especial en invierno.
“Es cosa de ver cómo corre el agua por los vidrios en las mañanas, la que incluso se aposa. El problema aumenta cuando uno usa estufas a parafina y gas, ya que, al quemarse estos combustibles, liberan humedad. Cada vez que se usan estas estufas hay que ventilar, por lo menos, media hora. Hay que hacer lo mismo cuando uno despierta en la mañana… ¿Se imaginan ponerse un chaleco mojado cuando hace frío?”, explicó Torres.
¿Y las estufas?
Las estufas eléctricas son habitualmente más limpias e inocuas, pero al mismo tiempo son más caras por el gasto de combustible. Por otro lado, las estufas que utilizan combustibles pétreos –eventualmente más económicas– generan más humedad y mal olor, ya que queman oxígeno al interior de la vivienda (lo que también ocasiona dolor de cabeza).
El académico aconsejó que, si se opta por estufas eléctricas, se analicen previamente los consumos y su capacidad de calefaccionar.
En el caso de las que utilizan combustibles, es vital hacer una adecuada mantención, debido a que acumulan hollín y cenizas. “Al no limpiarlas, estos materiales terminan en el aire al interior de la vivienda, y luego pasan a las vías respiratorias de sus habitantes. Es como reparar la chaqueta antes de usarla… ¿De qué sirve que esté el cierre malo?”, sentenció Torres.